sábado, 9 de julio de 2011

Para ser santo


Un labriego le rogó a un sabio ermitaño que le mostrara el camino que tenía que seguir para alcanzar la santidad en medio del ajetreo cotidiano. Estas fueron las sencillas y elocuentes palabras del anacoreta:

-Labre usted los campos con amor. Recoja las cosechas con alegría y gratitud. Trate a todos con afecto. Compórtese en su casa con la misma delicadeza y amabilidad con que trata a los amigos y desconocidos. Sea usted tan puro, noble y directo como los pinos, hayas y robles de sus bosques.


2 comentarios:

Rosario dijo...

Me ha encantado la entrada, bonita imagen que buen consejo le dio para ponerlo en práctica.
Saludos.

Pasionaria dijo...

Así es Rosario...tan sencillo verdad? y nosotros nos complicamos tanto la vida...Dios te bendiga y gracias por estar aquí.