viernes, 9 de enero de 2009

Santa María de la Antigua: Patrona de Panamá


La imagen de la Santísima Virgen María se encontraba en una capilla lateral de la Catedral de Sevilla-España.

Esta Catedral fue construida en el siglo XIV, pero se conservó solamente la pared en donde estaba la imagen, y se le llamó Santa María de la Antigua (es decir de la Antigua Catedral).

Esta devoción llega a América posterior a sus descubrimiento por los españoles, entre los miles aventureros Diego de Nicuesa consigue la gobernación de las tierras de Veraguas; Alonso de Ojeda obtiene su dominio en Nueva Andalucía.

La tierra istmeña contempla otra vez la erección de asientos hispanos. Uno de ellos, San Sebastián, lo funda Ojeda en el golfo de Urabá. Poco después es abandonado el real y en la banda occidental del mismo golfo se alzará la nueva villa o población de Santa María la Antigua del Darién.

Y en honor a su devoción y una promesa, Enciso y Balboa fundan esta población. Todo se explica desde que Cemaco, señor de la región, espera bravamente a los blancos quienes ante el incalculable choque, pero con la acostumbrada fe y valor que les acompañaba, piden ayuda a Dios bajo la advocación de la tan venerada Virgen Santa María la Antigua de Sevilla.

Prometen, si vencen en la refriega, eregir en la misma casa del cacique una capilla y dar el nombre de Virgen al poblado.

Enciso da la orden de ataque. Vence peninsulares y cumple la promesa. Es así como nace en una humilde choza indígena, la primera capilla en Tierra Firme.

La ciudad de Santa María de la Antigua fue sede de la primera Diócesis en Tierra Firme creada por el Papa León X con bula del 9 de septiembre de 1513.

Luego en 1524 el segundo Obispo fray Vicente Peraza traslada la sede de esta Diócesis a la recién fundada ciudad de Panamá.

La ciudad fue incendiada en 1671 y reedificada junto al puerto de Ancón en 1673.
Nuestra Señora de La Antigua, o del Antigua, o bien, simplemente, La Antigua, es la advocación de una Virgen que se pintó en un muro de la mezquita de Sevilla al convertirse en la catedral antigua de Sevilla. Al edificarse la catedral actual, terminada en 1587, dicho muro fue trasladado a ella, venerándose en la capilla que para su culto costeó el cardenal Hurtado de Mendoza. De esa imagen se hacían copias en lienzos, que el capellán de la primitiva capilla solía entregar a los jefes de las expediciones descubridoras del Nuevo Mundo. Así Cristóbal Colón edificóle una suntuosa capilla en la catedral de Santo Domingo, templo, al cual, años adelante, el emperador Carlos I enviaría una copia de buen tamaño, sin duda procedente de los talleres flamencos. Precisamente en esta capilla está enterrado el primer cronista del Nuevo Mundo, Gonzalo Fernández de Oviedo.

También consta que la llevaban consigo Nicuesa; Ojeda, al “que siempre acompañaba y que le libró a él y a los suyos de morir en un horroroso pantano de Cuba, que tardaron treinta días en atravesar”; Vasco Núñez de Balboa la tenía en el pendón que le guió en el descubrimiento del mar del Sur u océano Pacífico, en 1513; y ella alentó asimismo a los descubridores de Méjico.

La imagen es de estatura mayor que la normal. Lleva un manto blanco guarnecido de oro; con la mano derecha muestra una rosa, y con el brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús, que está en ademán de bendecir con la diestra, mientras que con la otra mano ampara a un pajarillo. El mural de la Señora presenta un ángel que le sirve de peana y otros dos que le están ciñendo una corona imperial. Se la considera copia de un original desconocido de la escuela italino-bizantina.

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