Elije una de las muchas estampas del Sagrado Corazón, ponla delante de ti, mírala y permite que tus pensamientos venga y vayan:
-El Corazón de Jesús, el centro de la vida humana.
-El Corazón de Jesús, sede del amor infinito del Dios-hombre.
-El Corazón de Jesús, circundado de una corona de espinas. Pero no como adorno. Mira cómo hieren al divino Corazón estas espinas. ¿Por qué? Nuestras necesidades en pensamientos, deseos, palabras y obras...son la causa.
Mira esta llaga lacerante, producida por el hierro de la lanza. ¡La sangre brota de ella! Mira y ora:
Sangra-¡amado Corazón!-Hemos pecado.
Sangra-¡amado Corazón! ¡Ay! ¿seguiremos pecando?
Sangra-¡amado Corazón! Ten piedad de nosotros y de todo el mundo.
¡Sangra, sangra, necesitamos de tu sangre sacrosanta!
¡Oh Corazón de Jesús, te amo y quisiera amarte fervorosamente!
¡Oh Corazón sacratísimo de Jesús, inmensamente digno de ser amado!
"Bienaventurados los que tienen puro el corazón, porque verán a Dios". (Mat.5,8)
Santiago Koch SVD (De: Tu compañero de jornada al encuentro con Dios)
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