La mejor veneración del Divino Corazón será la adaptación de sus disposiciones interiores, según la carta de San Pablo: (Filip.2,5):
"Habéis de tener en vuestros corazones los mismos sentimientos que tuvo Jesucristo en el suyo".
¿Y cual fué este sentimiento de Jesús? Amar a su Padre sobre todas las cosas, entregarse incondicionalmente a su santa voluntad,
amar al prójimo hasta el extremo y hacer bien a todos.
El P. Cohausz, S.J. dijo pocos días ante su muerte -el 3 de junio de 1938 en Danzing- : "Esta es nuestra tarea: primero trabajar con Cristo, luego sufrir por Cristo y, finalmente, morir con Cristo".
Y nosotros añadimos: "y al fin ser glorificados con Cristo".
"Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallareís la paz para vuestras almas". (Mat. 11,29)
Santiago Koch, SVD (De: Tu compañero de jornada al encuentro con Dios)
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