jueves, 28 de mayo de 2009

El valor de nuestra vida...


Debemos tener siempre presente el verdadero valor de nuestra vida, el gran valor de nuestra alma.


Nada importa la actividad exterior de nuestra vida:sea el trabajo en el campo o en el monte o en una fábrica,

en una escuela o en una oficina, en un ferrocarril o en un barco, en un convento, en una parroquia o como misionero en un país pagano...


Poco importa todo esto, cómo se devoran o extinguen nuestros días y nuestras fuerzas, en trabajos públicos u ocultos; nuestro valor, el valor de nuestro trabajo, de nuestra soledad, de nuestra vida es para todos nosotros sin excepción el mismo: Dios y su gracia.


En esto hemos de pensar más a menudo, reflexionando sobre ello y así encontraremos motivos muy fundados para alegrarnos y agradecer a Dios.


Reconociendo nuestro verdadero valor sobrenatural hemos de vivir esta vida alegres y seguros, enfrentando audazmente todo menosprecio y desprecio de los hombres.


Ora comáis, ora bebáis o hagáis cualquiera otra cosa: hacedlo todo a gloria de Dios”. (I Corintios 19,31)


Santiago Koch, SVD (de: Tu compañero de jornada al encuentro con Dios)

martes, 19 de mayo de 2009

La Ascensión


Cuarenta días después de la Resurrección, la Palabra de Dios describe cómo Jesús se despide físicamente de sus discípulos, dándoles las últimas instrucciones:


"Y les dijo: - Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se condenará. Y estas señales acompañarán a los que crean en mi Nombre: echarán los espíritus malos, hablarán en nuevas lenguas, tomarán con sus manos las serpientes y si beben algún veneno no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán- Así pues, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios" (Mc 16, 15-19; cfr. Lc 24, 50-51).


Mientras miraban fijamente al cielo hacia donde iba Jesús, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este que ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá como lo han visto subir al cielo". (Hch 1, 3-11)

martes, 12 de mayo de 2009

Ya es tiempo de predicar:


La belleza de la virginidad
El valor de ser fieles a la esposa
La bondad del celibato
La verdad de la Palabra de Dios
El escándalo de las divisiones de las sectas
La bendición de poder perdonar
La alegría de estar en la Iglesia Católica
La fortaleza de recibir a Cristo en la Eucaristía
La igualdad de derechos entre los hombres
La esperanza del Reino
El Valor de la vida y de la familia
La dicha del tener hijos
El respeto por el cuerpo humano
El valor del matrimonio únicamente entre hombre y mujer...
Esto y mucho mas hay que gritarlo con descaro.
Definitivamente. Hay que ser descaradamente católicos.

autor: martin zabala

miércoles, 6 de mayo de 2009

EL DISCÍPULO



Tu lenguaje, Señor, es muy sencillo,

mas no así el de tus discípulos

que hablan en tu nombre.

Yo comprendo la voz de tus alas

y el silencio de tus árboles.


Comprendo la escritura de tus estrellas

con que nos explicas el cielo.

Comprendo la líquida redacción de tus ríos

y el idioma soñador del humo,

en donde se evaporan

los sueños de los hombres.


Yo entiendo, Señor, tu mundo,

que la luz nos describe cada día

con su tenue voz.


Y beso en la luz la orilla de tu manto.

El viento pasa enumerando

tus flores y tus piedras.


Y yo, de rodillas,

te toco en la piedra y en la flor.

A veces pego mi oído

al corazón de la noche

para oír el eco de tu corazón.


Tu lenguaje es sencillo, mas no así

el de tus discípulos que hablan en tu nombre.

Pero yo te comprendo, Señor.


Rabindranath Tagore

lunes, 4 de mayo de 2009

Reflexión...


..."es necesario que se ruegue con fervor por todos aquellos que, gobernando a los pueblos, pueden con tu tutela exterior ayudar a la Iglesia, para que restablecido el recto orden de las cosas "la paz que es obra de la justicia" emerja para el atormentado género humano, mediante el soplo vivificante de la caridad divina, y la Iglesia pueda llevar una vida quieta y tranquila. Que jamás caiga sobre aquellos la gravísima sentencia del Espíritu Santo: "El Altísimo examinará vuestras obras y escudriñará los pensamientos, porque siendo ministros de su reino, no habeís juzgado rectamente no observando la ley de Dios. Y se hará sobre otros". (Encíclica de Pío XII "Mystici corporis Christi)
Si quieres, pues, ser un ciudadano bueno, católico, no dejes de ofrecer también oraciones por las autoridades temporales.

"Obedeced a vuestros señores temporales con temor, respeto y con sencillo corazón, como a Cristo" (Efesios 6,5)

Santiago Koch,SVD