miércoles, 31 de agosto de 2011


Siendo hijo de Dios vives la vida santa y admirable de Dios. La gracia santificante es el torrente divino y vivificante que de Dios fluye a ti y a todos nosotros.

Tú tienes parte de la naturaleza de Dios, de su ser misterioso...El ojo divino, por el que tú ves, es tu fe.

La mano divina, con que tú palpas, es tu esperanza.

El corazón divino, con el que vives, es tu amor...

En estas tres, fe, esperanza y caridad, hay algo de la beatífica contemplación de Dios, de la posesión segura de Dios, del abismo insondable del amor de Dios. Por esto se llaman virtudes divinas.

La gracia de Dios, que obraba cosas tan grandes en otros, no perderá fuerza en ti, con tal que tú no pierdas tu confianza en ella.

Quien siendo cristiano no entiende lo que es y lo que puede la gracia, sobre éste impera un triste fatalidad.

"Así nosotros, como cooperadores del Señor, os exhortamos a no recibir en vano la gracias de Dios" (II Cor.6,1)

-Santiago Koch SVD,(De: Tu compañero de jornada al encuentro con Dios)

sábado, 13 de agosto de 2011


“Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo, como tú: “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!”, lo que le hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!.”

(El Principito)