viernes, 19 de junio de 2009

Sagrado Corazón de Jesús


La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio."

He aquí las promesas que hizo Jesús a Santa Margarita, y por medio de ella a todos los devotos de su Sagrado Corazón:

1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2. Pondré paz en sus familias.
3. Les consolaré en sus penas.
4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia.
8. Las almas tibias se volverán fervorosas.
9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.
12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo.

Las condiciones para ganar esta gracia son tres:

1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.

2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.

3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.

viernes, 5 de junio de 2009

Himno a la Santísima Trinidad


¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!,

La Iglesia nos sumerge en tu misterio;


te confesamos y te bendecimos,

Señor Dios nuestro.

Como un río en el mar de tu grandeza,

el tiempo desemboca en hoy eterno,

lo pequeño se anega en lo infinito,

Señor, Dios nuestro.

Oh, Palabra del Padre, te escuchamos;

oh, Padre, mira el rostro de tu Verbo;

oh, Espíritu de amor, ven a nosotros;

Señor, Dios nuestro.

¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!,

haced de nuestros almas vuestro cielo,

llevadnos al hogar donde tú habitas,

Señor, Dios nuestro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu:

Fuente de gozo pleno y verdadero,

al Creador del cielo y de la tierra,

Señor, Dios nuestro.


Amén.

jueves, 4 de junio de 2009

Sagrado Corazón de Jesús


La mejor veneración del Divino Corazón será la adaptación de sus disposiciones interiores, según la carta de San Pablo: (Filip.2,5):

"Habéis de tener en vuestros corazones los mismos sentimientos que tuvo Jesucristo en el suyo".


¿Y cual fué este sentimiento de Jesús? Amar a su Padre sobre todas las cosas, entregarse incondicionalmente a su santa voluntad,

amar al prójimo hasta el extremo y hacer bien a todos.


El P. Cohausz, S.J. dijo pocos días ante su muerte -el 3 de junio de 1938 en Danzing- : "Esta es nuestra tarea: primero trabajar con Cristo, luego sufrir por Cristo y, finalmente, morir con Cristo".


Y nosotros añadimos: "y al fin ser glorificados con Cristo".


"Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallareís la paz para vuestras almas". (Mat. 11,29)


Santiago Koch, SVD (De: Tu compañero de jornada al encuentro con Dios)

lunes, 1 de junio de 2009

Sagrado Corazón de Jesús


Elije una de las muchas estampas del Sagrado Corazón, ponla delante de ti, mírala y permite que tus pensamientos venga y vayan:

-El Corazón de Jesús, el centro de la vida humana.
-El Corazón de Jesús, sede del amor infinito del Dios-hombre.
-El Corazón de Jesús, circundado de una corona de espinas. Pero no como adorno. Mira cómo hieren al divino Corazón estas espinas. ¿Por qué? Nuestras necesidades en pensamientos, deseos, palabras y obras...son la causa.

Mira esta llaga lacerante, producida por el hierro de la lanza. ¡La sangre brota de ella! Mira y ora:
Sangra-¡amado Corazón!-Hemos pecado.
Sangra-¡amado Corazón! ¡Ay! ¿seguiremos pecando?
Sangra-¡amado Corazón! Ten piedad de nosotros y de todo el mundo.
¡Sangra, sangra, necesitamos de tu sangre sacrosanta!

¡Oh Corazón de Jesús, te amo y quisiera amarte fervorosamente!
¡Oh Corazón sacratísimo de Jesús, inmensamente digno de ser amado!

"Bienaventurados los que tienen puro el corazón, porque verán a Dios". (Mat.5,8)

Santiago Koch SVD (De: Tu compañero de jornada al encuentro con Dios)