Si quieres conocer mi voluntad, es preciso que todo lo que has amado y deseado tener como hombre carnal lo desprecies y aborrezcas. Y luego que empiezes a probarlo, lo que hasta ahora te parecía suave y delicioso se te volverá insoportable y amargo; y en lo que antes te horrorizaba sentirás una gran dulzura y suavidad inmensa" (Estas palabras del Señor a Francisco y el abrazo al leproso al día siguiente marcaron el comienzo de su conversión).
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