miércoles, 26 de octubre de 2011

Amor de Dios

417. ¡No hay más amor que el Amor!
418. El secreto para dar relieve a lo más humilde, y aun a lo más humillante, es amar.
419. —Niño. —Enfermo. —Al escribir estas palabras, ¿no sentís la tentación de ponerlas con mayúscula?
Es que, para un alma enamorada, los niños y los enfermos son El.
420. ¡Qué poco es una vida, para ofrecerla a Dios!...
421. Un amigo es un tesoro. —Pues... ¡un Amigo!..., que donde está tu tesoro allí está tu corazón.
422. Jesús es tu amigo. —El Amigo. —Con corazón de carne, como el tuyo. —Con ojos, de mirar amabilísimo, que lloraron por Lázaro... Y tanto como a Lázaro, te quiere a ti.
423. Dios mío, te amo, pero... ¡enséñame a amar!
424. Castigar por Amor: este es el secreto para elevar a un plano sobrenatural la pena impuesta a quienes la merezcan.
Por amor de Dios, a quien se ofende, sirva la pena de expiación: por amor al prójimo por Dios, sirva la pena, jamás de venganza, sino de medicina saludable.
425. ¿Saber que me quieres tanto, Dios mío, y... no me he vuelto loco?
426. En Cristo tenemos todos los ideales: porque es Rey, es Amor, es Dios.
427. Señor: que tenga peso y medida en todo... menos en el Amor.
428. Si el Amor, aun el amor humano, da tantos consuelos aquí, ¿qué será el Amor en el cielo?
429. Todo lo que se hace por Amor adquiere hermosura y se engrandece.
430. Jesús, que sea yo el último en todo... y el primero en el Amor.
431. No temas a la Justicia de Dios. —Tan admirable y tan amable es en Dios la Justicia como la Misericordia: las dos son pruebas del Amor.
432. Considera lo más hermoso y grande de la tierra..., lo que place al entendimiento y a las otras potencias..., y lo que es recreo de la carne y de los sentidos...
Y el mundo, y los otros mundos, que brillan en la noche: el Universo entero. —Y eso, junto con todas las locuras del corazón satisfechas..., nada vale, es nada y menos que nada, al lado de ¡este Dios mío! —¡tuyo!— tesoro infinito, margarita preciosísima, humillado, hecho esclavo, anonadado con forma de siervo en el portal donde quiso nacer, en el taller de José, en la Pasión y en la muerte ignominiosa... y en la locura de Amor de la Sagrada Eucaristía.
433. Vive de Amor y vencerás siempre —aunque seas vencido— en las Navas y los Lepantos de tu lucha interior.
434. Deja que se vierta tu corazón en efusiones de Amor y de agradecimiento al considerar cómo la gracia de Dios te saca libre cada día de los lazos que te tiende el enemigo.
435. "Timor Domini sanctus". —Santo es el temor de Dios. —Temor que es veneración del hijo para su Padre, nunca temor servil, porque tu Padre-Dios no es un tirano.
436. Dolor de Amor. —Porque El es bueno. —Porque es tu Amigo, que dio por ti su Vida. —Porque todo lo bueno que tienes es suyo. —Porque le has ofendido tanto... Porque te ha perdonado... ¡El!... ¡¡a ti!!
—Llora, hijo mío, de dolor de Amor.
437. ¡Si un hombre hubiera muerto por librarme de la muerte!...
—Murió Dios. Y me quedo indiferente.
438. ¡Loco! —Ya te vi —te creías solo en la capilla episcopal— poner en cada cáliz y en cada patena, recién consagrados, un beso: para que se lo encuentre El, cuando por primera vez "baje" a esos vasos eucarísticos.
439. No olvides que el Dolor es la piedra de toque del Amor.

(Monseeñor José María Escrivá-De Camino)

martes, 18 de octubre de 2011

No dejes que se apague tu luz

Cuantas veces el camino no se ve con claridad
Y la mente nos perturba y no deja de pensar
No desistas; siempre hay luz detrás del mar
No desistas; mira un poco mas allá

Cuantas veces me he encontrado
Sumergido en soledad
Distraído en el tiempo
Que no deja de pasar

Ahora mismo, no hay principio ni final
Ahora mismo, tu conciencia cambiará

Pero no dejes que se apague tu luz
Vuelve siempre a tu camino
Pero no dejes que se apague tu luz
Y que fluya tu destino, del dibujo de una nueva realidad

Cuantas veces la respuesta esta en la forma de mirar
La manera en que te entregas
Y tu ritmo al respirar
No desistas; de tu magia natural
No desistas; tu conciencia cambiara

Pero no dejes que se apague tu luz
Vuelve siempre a tu camino
Pero no dejes que se apague tu luz
Y que fluya tu destino, del dibujo de una nueva realidad

-Alejandro Lerner-

lunes, 10 de octubre de 2011

"Oh Dios, cuando presto atención a las voces de los animales, al ruido de los árboles, al murmullo del agua, al gorjeo de los pájaros, al zumbido del viento o al estruendo de un trueno, percibo en ellos un testimonio de Tu unidad; siento que Tú eres el supremo poder, la omnisciencia, la suprema sabiduría, la suprema justicia"
(Oración Sufí)